Limiñana

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Limiñana fue un ilusionista español de finales de siglo XIX.

En agosto de 1860 se habla de este prestidigitador como digno de comparar a Herrmann y a John Macallister, dos ilusionistas que dejaron recuerdo en el público.

Corerspondencia espana 081860.png

"(...) vimos hacer diferentes juegos de manos a un prestidigitador, que nos dijeron llamarse Sr. Limiñana, y debe decirse en honor suyo que está en la mayor parte de las suertes que ejecuta a la altura del celebre Mr. Herrmann. (...) Hay pues, un español digno émulo de Macallister (...)" ((La correspondencia de España - 1860))

En este mismo agosto de 1860, y con el encabezamiento: "Al maestro... anillero" la prensa publica como Limiñana se quiso aprovechar de la fama de Herrmann, y de algo que había prometido en su publicidad:

"Ya dijimos ayer que Herrmann promete en la función que va a dar mañana domingo en el Circo enseñar al público el secreto de las anillas.

Pues bien: otro competidor, el señor Limiñana, lleno de emulación y queriendo instruir a los madrileños antes que M Herrmann en los secretos del arte de la prestidigitación, promete también en la función que dará esta noche en Capellanes enseñar al público 24 horas antes el secreto de la sorprendente suerte de los anillos.

Elogiamos la ocurrencia del señor Limiñana en atinciparse a Herrmann 24 horas. En la época del telégrafo, este adelanto es un siglo.

Asistiendo esta noche a Capellanes podremos decir mañana a M. herrmann cuando se presente a enseñar un juego al que ya damos poca importancia:

-¡Bah! eso a lo sabíamos nosotros hace mucho tiempo. ¡Fuera antiguallas!" ((La Iberia - agosto de 1860))

También se pueden encontrar voces en contra de Limiñana, como lo demuestra el gacetillero del periódico "La Discusión":

La discusion liminana octubre 1860.png

"Nuevo prestidigitador. Anteanoche se presentó (...) el prestidigitador Sr. Limiñana, el cual ejecutó varias suertes notables, entre ellas, las de los aros de metal, (...) en honor a la verdad debemos decir que le falta bastante para competir con el inolvidable Herrmann, cuya limpieza es superior a todo encarecimiento, (...)" ((La discusión - 1860))

Conforme pasan los años, la fama y el prestigio de Limiñana crece y algunos se lamentan que no obtenga la fama de otros:

"(...) Desgraciadamente para este prestidigitador (Limiñana), cuyo mérito es muy notable, su nombre no había resonado en los salones de París, de Londres o de San Petersburgo, donde se dan los diplomas de celebridad (...)" ((Revista de Cataluña : periódico quincenal de historia, ciencias, artes, literatura - 1862))

En 1862, según informa "La corona. Periódico liberal" recibió una sonora pitada al final de su espectáculo en Barcelona, y aunque el redactor indica que fue totalmente merecida, el motivo no fue por su mala actuación, sino porque Limiñana sacó de un sombrero una gran cantidad de silbatos que repartió entre el público. En esta ocasión los silbidos fueron de aprobación.

El 12 de julio de 1867, Limiñana fallecía en Moratalla, Murcia. Según la prensa "(...) a la temprana edad de treinta y tres años, dejando sumidos en la mayor miseria a su joven y virtuosa viuda y a tres hijos de corta edad (...)" ((La España 1867))

Su esposa Elisa Herrero Limiñana, es posible que sea la primera mujer ilusionista en la historia de España.

Uno de sus programas era [1]:

  • La llave del castillo.
  • La boca de bronce.
  • Una aventura de Guillermo Tell.
  • De un pañuelo seis.
  • Las cartas obedientes.
  • El reloj incomprensible.
  • La Correspondencia de España : diario universal de noticias - 1860