José Florences Gili
José Florences nació en el seno de una familia modesta, hijo de Hilarión y Manuela. Era el segundo de cuatro hermanos. Conocido como “Pepet”, era pequeño, delgaducho y no muy agraciado físicamente, de lo cual él era el primero en reírse, dando muestras de un humor que no es otro que el que da la tierra que le vio nacer.
Ese humor y su continuo afán de superación eran dos de los rasgos que mejor definían su personalidad.
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Inicios
A los 13 años empezó a manifestar interés por la magia.
Por descontado los inicios fueron duros hasta que consiguió actuar. Incorporado al mundo de la “farándula” y del espectáculo llegó a dar hasta tres veces la vuelta al mundo, llevando su magia, su arte, a todos los rincones del globo.
Como en los mejores momentos de la evolución de la especie humana, Florences conjugaba en la plasmación de sus habilidades ante el público, manos ágiles, acompañadas o regidas por una inteligencia viva, aunque para el ojo del espectador era difícil dilucidar qué era más rápido, si el ingenio o el movimiento.
De eso se dieron cuenta Florences y Selika en una de sus primeras giras mundiales.
Su éxito
Los mayores y más entusiastas aplausos se los llevaban cuando no había necesidad de grandes aparatos ni despliegues y sí, en cambio, debían cautivar al público con la habilidad del mago, su donaire y la simpatía y la gracia de Selika. De ahí que Florences se especializase en la manipulación de cigarrillos encendidos, en 1918, lo que le valió el sobrenombre del “rey del cigarrillo eléctrico” que aplicó a su espectáculo.
Cuando comenzaba éste, Florences aparecía con un cigarro en los labios. Al poco, sacaba infinidad de ellos y “sembraba el suelo de colillas, la atmósfera de humo y el local de calurosas ovaciones”. Tanta gracia como el “cigarrillo” debía hacer, entre sus paisanos, el “truco” de sacar duros de plata de las orejas de los concurrentes.
Su consagración
En el desarrollo de su labor artística actuó ante numerosas personalidades y en especial ante diversos monarcas reinantes y mandatarios del mundo. Así, ya en 1900 actuó en el teatro San Sebastián delante de SS.MM. los Reyes de España, siendo Alfonso XIII un jovenzuelo, ante el cual volvería a mostrarse, en 1923, en el Palacio Real.
También había actuado ante el Zar de Rusia, los reyes de Italia, los de Bélgica, el presidente de la Argentina, etc. recibiendo de ellos todo tipo de parabienes y obsequios.
En una ocasión Víctor Manuel de Italia le hizo entrega de un precioso reloj de oro. Su consorte, la reina, para no ser menos que su marido, regaló a Selika una medalla de gran valor.
Las penurias del artista
En la época de Florences su arte todavía no estaba del todo reconocido y el prestigio, así como la subsistencia, había que ganarlo de escenario en escenario y no todos eran tan dadivosos y productivos como los de las cortes. Por ello, la “fatiga” económica que suele acompañar al artista, no abandonó apenas a Florences y a Selika. De hecho él halló la muerte “al pie del cañón”, como se dice. Ensayando, de camino a Badajoz, donde iban a actuar, un accidente de tráfico acabó con su vida.
Florence, la persona
Ahora bien, lo que no acumuló en bienes materiales lo alcanzó Florences en el recuerdo y la estimación de la posteridad, como veremos. En primer lugar, es evidente el aprecio que todo el gremio sentía por “el hombre bueno, el consejero generoso, el amigo entrañable, el caballero siempre dispuesto a olvidar sus propios pesares para aliviar los de sus amigos...” Por ello, seguramente fue fundador y presidente de Honor de la A.C.A.I. (1932) y de la Sociedad Española de Ilusionismo (1943).
Por ello dejó huella y discípulos de la categoría de Frakson, que con el tiempo se fue a Estados Unidos, se construyó una “torre” en Hollywood y se aclimató al “sueño americano”. Por eso se le tributó ya un gran homenaje en Tamarite en 1967, cuyo promotor fue Rafael Ayerbe Santolaria, Rayer’s Sam. Por eso la Asociación Mágica Aragonesa instituyó el Trofeo Florences y por eso se le recuerda hoy más que nunca.
El reconocimiento
José Florences poseía la Medalla de Exaltación al Trabajo, otorgada por el Sindicato Nacional de Espectáculos (1942), año en que también se le concedió la Medalla al Mérito Mágico. Estuvo casado desde 1908 con Selika o Miss Selika, que así se hacía llamar en escena su fiel e inseparable compañera artística y sentimental, Carmen Rodríguez Fernández, madrileña nacida en 1880, que falleció en el Hospital de Santa M.ª del Mar de Barcelona, en 1956.
Tamarite también ha sabido ser agradecida con Florences. En la Villa podemos ver la placa en su casa natal, el monumento en el Hortaz, la avenida Florences Gili y disfrutar del tributo a su memoria que tanto los tamaritanos como los magos de todo el mundo rinden al gran Florences desde que en el 2000 se decidiera recuperar los Encuentros de Magos, promovidos por el Círculo de Ilusionistas del Altoaragón, Pro-Tamarit y el Ayuntamiento. Unos encuentros llenos de futuro, que llevan camino de convertir a Tamarite en capital de la magia española.
Curiosidad
Encontrado en un diario de Gijón, Asturias, España:
"El célebre ilusionista japonés Mr. Florences, expondrá al público sus escogidos trabajos."
En ediciones posteriores, ya no indica que es japonés, pero sin embargo cambia el nombre por Mr. Florances.
Libros
- Los secretos del genial Florences. 1904.
- El Gran Florences en Méjico. 1920.
- Ciencias ocultas. 1922.
Referencias
- CIVIAC LORDÁN, Ismael et al. (2000): Rey de prestidigitadores. Prestidigitador de reyes. José Florences Gili 1872-1944. Tamarite de Litera.
- Diario "El Noroeste" - Agosto de 1899